Muchas veces, quienes militamos en el independentismo aragonés, nos encontramos con que no sólo tenemos que afrontar los obstáculos evidentes de nuestra posición política, si no que tenemos que aguantar ataques y descalificaciones gratuitas de quienes se creen compañeros de trinchera. Cuando no su menosprecio descarado hacia nuestras lenguas y tradiciones servido como dosis de realidad. Y bien que conocemos cuál es esa realidad, nosotros mejor que nadie, por ello que luchamos para cambiarla. Sin embargo, parece que estos compañeros si sienten cierta simpatía para con lo euskaldún, el movimiento político allí desarrollado, el euskera y hasta el Athletic de Bilbao, incluso sin gustarles el fútbol ni seguir la liga. Aunque veo lógica esta veneración, no puede dejar de parecerme una incoherencia tremenda cuando viene de donde viene. Allá cada cual con su conciencia revolucionaria, huelga decir que es posiblemente un ejemplo a seguir hoy en día y hay mucho que aprender, por eso no entiendo cómo se banaliza y desprestigia el aragonesismo. Salvando las distancias obvias, es la misma opción política y es en la solidaridad internacionalista entre los pueblos donde nos encontramos. Que esa es otra, a la hora de hablar (bien y mal, de unos y otros) es demasiado fácil asumir ciertas cosas como propias, que lo son sólo en ebrio discurso, como queda demostrado cuando no se actúa en consecuencia cuando se presenta el deber de hacerlo.
Hablando de realidades, por cierto, es de justicia reconocer que mientras otras luchas llevan años enquistadas en bucles infinitos el aragonesismo avanza, despacio pero sin pausa. Trabajando, formándose, con sus pequeños errores tal vez, pero sin duda con la mejor intención, humildad y coherencia. Duele ver esa arrogancia con la que se ataca lo propio…si tuviera que elegir un rasgo típicamente aragonés, específico pero lejos de estereotipos, con toda seguridad sería ese. Lo que nos gusta ridiculizar lo nuestro, lo que nos cuesta confiar en nosotros mismos, ese auto asumido complejo de inferioridad. Es hora de superarlo, de nosotros depende.
Lo que le falta a buena parte del independentismo aragonés, aunque resulte paradójico, es patriotismo. Se olvida fácilmente que “abertzale” quiere decir precisamente “patriota”. Luego está la gente que dice ser independentista aragonés, pero no nacionalista. De esos en el BIC tenéis unos cuantos.
Así que no te extrañes si luego no te respeta esos que dices: NOS TENEMOS QUE RESPETAR NOSOTROS MISMOS ANTES.
Dime la diferencia para tí entre nacionalista e independentista y debatimos.
Obviamente, en que debemos respetarnos a nosotros mismos estoy de acuerdo, aenrestida trata de hacerlo en lo posible.